Los bonos soberanos argentinos regidos por ley de Nueva York exhibieron fuertes subas. Las series denominadas Global 29, Global 30, Global 35, Global 38, Global 41 y Global 46 registraron incrementos que alcanzaron hasta el 11 por ciento. Estosmovimientos reflejaron el impacto de la reciente decisión oficial sobre las retenciones a las exportaciones agrarias y las expectativas vinculadas a la negociación con el gobierno de Estados Unidos. El índice EMBI+ Argentina, referencia del riesgo país que elabora JP Morgan, muestra a las 10:30 horas una caída de 266 puntos hasta los 1.190 puntos básicos, lo que representó una baja de 18,3% en el día. La mejora en los precios de los bonos se vinculó a la eliminación temporal de retenciones a la exportación de granos, prevista hasta el 31 de octubre. Esta medida buscó incentivar el ingreso de dólares provenientes del sector agroindustrial, lo que impactó directamente en las cotizaciones soberanas y provocó un descenso del riesgo país. Simultáneamente, el Gobierno encabezado por Javier Milei mantuvo negociaciones con autoridades de Estados Unidos para obtener un préstamo bilateral destinado a fortalecer la posición de reservas del Tesoro y el Banco Central. El avance de estas tratativas y la perspectiva de un mayor flujo de divisas fortalecieron el clima financiero local, con una repercusión inmediata en los mercados de bonos. Las paridades de los Globales resultaron las más buscadas por inversores en las primeras horas del día. Las cotizaciones, impulsadas por la expectativa de un mayor respaldo externo y de una oferta ampliada de divisas, reflejaron el renovado optimismo en el segmento de títulos regidos por ley estadounidense. Mercado convulsionado Analistas locales identificaron una serie de factores que delinean el panorama financiero en el que ocurrió la apreciación de los bonos soberanos y la baja del riesgo país. Señalaron que los agentes de mercado consideraron con atención la sostenibilidad de la actual estrategia oficial de mantener la estabilidad cambiaria, en un entorno marcado por la expectativa de un mayor ingreso de dólares comerciales y el posible impacto de nuevas fuentes de financiamiento. La anticipación de una mayor disponibilidad de divisas respondió a las últimas modificaciones en el esquema de retenciones al sector agroexportador, además del avance en las negociaciones con el gobierno de Estados Unidos para la obtención de un préstamo bilateral. Las consultoras especializadas evaluaron que la política de retenciones reducidas promovió una actitud más activa por parte de los exportadores, que comenzaron a liquidar una parte significativa de la cosecha pendiente. Esta dinámica fortaleció el flujo de divisas hacia las arcas del Banco Central, permitiendo cierto alivio sobre la presión del mercado cambiario y la demanda de dólares financieros. La intervención oficial en el mercado de cambios mantuvo un ritmo controlado a través de ventas y compras puntuales, mientras las reservas internacionales buscaron recuperarse progresivamente. El consenso entre los operadores financieros destacó que el anuncio de negociaciones en curso con la administración estadounidense sumó previsibilidad para el corto plazo, ya que la posibilidad de obtener apoyo externo sería relevante para cubrir eventuales necesidades de financiamiento durante los próximos meses. La expectativa de un desembolso bilateral impactó en la percepción de riesgo vinculada a la deuda argentina y favoreció el ingreso de capitales especulativos en instrumentos de renta fija soberana. Algunos economistas analizaron la estructura de vencimientos de la deuda en moneda extranjera y su incidencia sobre el calendario fiscal. Aseguraron que el acceso a dólares frescos permitiría afrontar pagos programados y sostener el nivel de reservas netas en un margen compatible con la paridad del peso. Este escenario, sumado a la mayor oferta de dólares por parte de los exportadores, produjo un desplazamiento de inversores desde posiciones dolarizadas hacia instrumentos en pesos y bonos soberanos, reforzando el movimiento alcista en las cotizaciones. El marco general del mercado mostró una reducción de expectativas inflacionarias, aunque sin evidencia de un freno claro en la indexación de precios para los próximos meses. Parte del mercado consideró que las señales oficiales permitieron ganar tiempo para ordenar variables fundamentales, pero advirtió sobre la necesidad de avanzar en acuerdos fiscales y monetarios consistentes. Las primeras repercusiones de la apertura de exportaciones sin retenciones pusieron el foco en la importancia de sostener el flujo de liquidaciones para mantener el sendero descendente del riesgo país y de compresión de spreads frente a títulos del Tesoro de Estados Unidos. Respecto de la brecha cambiaria, los analistas observaron una contención moderada, mientras que el mercado de futuros reflejó una menor volatilidad ante la expectativa de mayor ingreso de divisas en el corto plazo. Las apuestas en torno a la posibilidad de sostener una moneda estable influyeron en la rotación de portafolios desde activos denominados en dólares hacia un mayor posicionamiento en bonos soberanos, especialmente aquellos bajo jurisdicción extranjera. El proceso de negociación del préstamo con Estados Unidos generó nuevos interrogantes entre los operadores, principalmente acerca de los plazos, montos y condiciones asociados al respaldo externo. La expectativa de un apoyo financiero concreto contribuyó a moderar las presiones sobre la curva de rendimientos soberanos, al tiempo que reforzó la señal de política económica orientada a estabilizar las variables clave en el tramo final del año.