Hugo Guerrero, el jubilado de 68 años denunciado por amenazas y agresiones contra un cuidacoches en Capital, recuperó la libertad tras cumplir cuatro meses de prisión domiciliaria. La medida se venció al finalizar la prórroga de la preventiva dispuesta por la jueza Celia Maldonado. Aunque ya no está bajo arresto, continúa siendo investigado por graves acusaciones. Guerrero está imputado por presuntas golpizas y amenazas de muerte contra Franco Martín Navarro, un trapito de 34 años que trabaja en la misma cuadra donde reside el acusado. Tras conocerse la liberación, Navarro expresó a este medio: "Temo por mi vida". El joven aseguró que él y su pareja viven con miedo desde hace tiempo debido a los constantes episodios de violencia que atribuye al jubilado. Según el expediente, Guerrero llegó a declarar ante el fiscal del caso, Alejandro Mattar, que “la única solución” al conflicto con Navarro era matarlo. Esa frase: “Yo lo mato”, habría dicho textualmente, fue clave para que la fiscalía solicitara su prisión preventiva en abril. Esta fue prorrogada solo una vez, y al vencer, Guerrero quedó en libertad bajo restricciones: tiene prohibido acercarse, contactar o molestar a la víctima. En caso de incumplir, podría volver a quedar detenido. La causa sigue en manos de la Fiscalía de Delitos Genéricos, que investiga múltiples denuncias contra Guerrero, la mayoría por amenazas y una por lesiones. Se esperan pericias clave, entre ellas el análisis de registros de cámaras de seguridad de la zona, que podrían aportar pruebas sobre los hechos denunciados. Navarro asegura haber sido golpeado por Guerrero en al menos cuatro ocasiones, algunas de ellas frente a vecinos y bajo la mirada de cámaras. También denunció intentos de atropello con una camioneta y amenazas de muerte dirigidas a él y a su esposa. Durante la prisión domiciliaria, la versión del acusado fue puesta en duda tras la difusión de un video grabado por un vecino el 26 de abril. En las imágenes se lo ve caminando por la vereda a unos 30 metros de su domicilio, donde supuestamente debía permanecer bajo custodia. El denunciante sostuvo que Guerrero “sale cuando quiere, hace compras, recibe visitas y hasta organiza asados”, pese a la orden judicial que le impedía salir. Guerrero, por su parte, sostuvo en varias ocasiones que su detención fue producto de una “sed de venganza” sin pruebas concretas. Sin embargo, desde la fiscalía aseguran que existen elementos sólidos que justificaron la medida restrictiva. Con su reciente liberación, la preocupación de Navarro se reavivó. “No solo por mí, esto le ha pasado a mucha gente”, afirmó, y pidió que la Justicia actúe con firmeza. Mientras tanto, la causa sigue abierta y no se descartan nuevas medidas.