Rosario Central se quedó con una nueva edición del Clásico de Rosario al vencer 1-0 a Newell's Old Boys, gracias a una obra maestra de su máxima figura, Ángel Di María. El encuentro, disputado en un colmado Gigante de Arroyito, culminó con la euforia de la parcialidad canalla y un nuevo capítulo dorado en la carrera del campeón del mundo. El partido fue tenso, disputado y con pocas emociones en el primer tiempo. Fiel al estilo del clásico rosarino, hubo más lucha que juego claro. El equipo de Ariel Holan intentó asumir el protagonismo desde el inicio, pero le costó generar peligro real. Del otro lado, el conjunto de Cristian Fabbiani mostró intensidad, aunque sin profundidad. La primera mitad apenas dejó una jugada clara: un tiro libre de Ignacio Malcorra que el arquero Juan Espínola desvió al córner. Las amonestaciones tempranas (Noguera a los 60 segundos y Franco Ibarra poco después) marcaron el ritmo friccionado del encuentro. En el segundo tiempo, Central fue más ambicioso. Con el ingreso de Agustín Modica por Enzo Copetti, el equipo ganó frescura en ataque. Alejo Véliz tuvo un par de intentos, y Di María empezó a gravitar cada vez más, soltándose de la banda y tomando la conducción. Y fue a los 36 minutos del complemento cuando llegó el momento soñado: Di María ejecutó un tiro libre desde tres cuartos de cancha con su zurda mágica y clavó la pelota en el ángulo, imposible para Espínola. El Gigante estalló, y el "Fideo" selló su regreso con un gol icónico. El tanto no solo definió el clásico, sino que coronó un deseo personal largamente postergado: convertirle a Newell’s y regalarle a Central un triunfo inolvidable. Dieciocho años después de su partida a Europa, el ídolo volvió para saldar cuentas con la historia. Antes de este encuentro, había enfrentado dos veces a la Lepra sin haber podido ganar ni marcar. La tensión continuó en el cierre: Luciano Lollo fue expulsado por doble amarilla a los 39’ del segundo tiempo y Campaz estuvo cerca del segundo, pero Espínola lo evitó. En los minutos finales, Gaspar Duarte y Facundo Mallo ingresaron por Di María y Campaz para cerrar el partido. Con este resultado, Rosario Central se quedó con el clásico, el orgullo de la ciudad y la emoción de ver a su ídolo cumplir una promesa. Di María no solo volvió: se consagró en casa.