El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella, registró en agosto una caída del 13,87% respecto al mes anterior, marcando su peor desempeño desde diciembre de 2023. El descenso refleja un deterioro generalizado en la percepción tanto de la situación económica personal como del contexto macroeconómico, afectando con mayor fuerza a los hogares de menores ingresos. La contracción fue especialmente marcada en la Ciudad de Buenos Aires y el Gran Buenos Aires, aunque también se replicó a nivel regional, aunque con menor intensidad. Todos los componentes del índice mostraron retrocesos significativos: la evaluación de la Situación Personal cayó un 12,89%, la percepción de la Situación Macroeconómica bajó un 13,73% y la intención de compra de bienes durables e inmuebles se desplomó un 15,20%. El debilitamiento de la confianza encuentra sustento en el estancamiento de los ingresos reales. Los salarios del sector privado registrado permanecen un 0,6% por debajo de los niveles de noviembre de 2023, mientras que los del sector público acumulan una pérdida del 14,3% en ese mismo período. A esto se suma un aumento sostenido en los niveles de morosidad: en junio, los préstamos personales alcanzaron una tasa de impago del 6,4% y las tarjetas de crédito del 4,4%, máximos no vistos desde 2021. El consumo masivo también continúa en retroceso. Las ventas en autoservicios mayoristas cayeron un 1,8% en junio (en términos desestacionalizados), tocando su piso más bajo desde 2017. A su vez, el consumo en shoppings exhibió su primera caída interanual desde noviembre de 2024, señalando una disminución en la demanda de bienes durables. Las expectativas a futuro tampoco muestran signos de mejora: el subíndice correspondiente se contrajo un 13,10% en términos mensuales y 16,36% interanual. Aunque el ICC aún se mantiene un 12,18% por encima del mínimo alcanzado en enero de 2024, está un 3,64% por debajo del nivel de agosto del año pasado. La persistente desaceleración económica (con proyecciones de una nueva caída del PBI en julio) alimenta un clima de creciente pesimismo entre los consumidores.