El pasado viernes 8 de agosto, tres turistas provenientes de Laferrere, Buenos Aires, vivieron momentos de pánico cuando sus kayaks volcaron mientras paseaban por el Dique Punta Negra. La rápida intervención del personal de Seguridad Náutica evitó que la situación terminara en una tragedia. Sin embargo, las autoridades tomaron cartas en el asunto, y el Juzgado de Faltas impuso una multa económica de 200 litros de nafta al propietario y prestador del servicio de kayak, equivalente a más de 264 mil pesos. La sanción fue aplicada debido a varias irregularidades en la operación del servicio. El prestador de la actividad incumplió la ley 826J, ya que no informó de la salida de los turistas, como exige la normativa, y los turistas no contaban con las medidas de seguridad requeridas. Además, no se cumplió con el contacto obligatorio en el canal 16, un protocolo esencial para casos de emergencia en actividades acuáticas. Los involucrados en el incidente fueron Ulises Zavatto (18), su hermana Alma Zavatto (15) y su madre Marisa Sarlingo (49). El drama comenzó alrededor de las 16 horas, cuando el joven Ulises fue quien alertó al personal de Seguridad Náutica tras el vuelco de las embarcaciones. En ese momento, las condiciones eran extremas, con la mujer en un estado crítico, lo que dificultó su rescate. Uno de los kayaks, el de Marisa, volcó y no pudo volver a subirse debido a que una campera pesada se llenó de agua, lo que hizo imposible que la embarcación se mantuviera a flote. Además, el pequeño perrito que llevaban como mascota contribuyó a la pérdida de estabilidad. Uno de los adolescentes logró dar vuelta su kayak y regresó rápidamente a la orilla para pedir ayuda. El joven recordó el momento del rescate: “Fue rapidísimo, me subieron a la camioneta y en dos minutos fuimos a buscar a ellas que estaban en el otro lado”. Mientras tanto, Marisa comenzó a mostrar síntomas de hipotermia, como extremidades adormecidas, dificultad para hablar y un temblor constante. Cuando los rescatistas llegaron, ella ya no podía moverse por sí sola. “Fueron como dos angelitos,” expresó, refiriéndose a los miembros de Náutica que la asistieron. “Me envolvieron en abrigo y me ayudaron a subir a la embarcación. Ya no podía moverme”, recordó Marisa. Afortunadamente, los rescatistas lograron estabilizar a la mujer y sacarla del agua a tiempo, evitando lo que pudo haber sido una tragedia. La rápida acción del personal de Seguridad Náutica y la intervención oportuna de los turistas presentes fueron claves para salvar las vidas de los involucrados.