Arias, quien había estado apartado de las canchas debido a sus problemas cardíacos, seguía acompañando a sus compañeros en los entrenamientos del club, lo que reflejaba su amor por el deporte. Aunque su salud lo había mantenido alejado de la actividad competitiva, su vínculo con el equipo y su presencia eran constantes. El hecho de que el futbolista, aún en su estado, se mantuviera cercano a la actividad del club destaca su pasión y compromiso con Peñarol. Este trágico suceso ha dejado una gran tristeza entre sus compañeros, amigos y aficionados del club, quienes lo recordarán siempre como un gran joven lleno de sueños y dedicación.