Martes 22.07.2025
Actualizado hace 10min.

El acuerdo salvó la unidad del peronismo, pero dejó cicatrices para la campaña

El PJ logró acordar la conformación de las listas de candidatos a legisladores bonaerenses cerca de las tres de la madrugada, tras una jornada marcada por tensiones extremas. Durante las primeras horas de la noche, la ruptura de la alianza parecía inevitable, y las negociaciones estuvieron al borde del colapso.  

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El peronismo atraviesa una fractura profunda. Está dividido, enfrentado, atrapado en una disputa interna que promete extenderse en el tiempo. Aunque aún convivan bajo una misma alianza, los distintos sectores que lo componen desconfían entre sí. No comparten un proyecto político común y, lo que resulta más preocupante para su propia supervivencia, carecen de una visión de poder que los unifique.

El peronismo está roto, aunque en las últimas dos semanas hayan intentado simular una unidad que no existe. Detrás de las tensiones propias del cierre de listas en la provincia de Buenos Aires, late una disputa más profunda: quién maneja la lapicera, cómo se definen las candidaturas y quién conduce el armado electoral. Un terreno que, hasta ahora, había sido dominio exclusivo de la familia Kirchner, en particular de Máximo, acostumbrado a asignar nombres y lugares sin demasiadas explicaciones.

La fractura es evidente, y todos dentro del espacio la reconocen. Incluso, la asumen. Pero la urgencia de presentar una fuerza competitiva frente a Javier Milei forzó un acuerdo sin bases sólidas. La relación entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner es mala (política y personalmente), y nada indica que eso vaya a cambiar. En un escenario de desconfianza mutua y falta de identidad común, los consensos son casi imposibles.

Sin embargo, en medio de una negociación tensa, acelerada y concentrada en el corazón mismo de la Gobernación bonaerense, el peronismo apeló a su instinto de supervivencia. Y, fiel a su estilo pragmático, logró cerrar la unidad entrada la madrugada, aunque sea una unidad sostenida más por la necesidad que por la convicción.

“Entre las 19 y las 22 estaba todo roto”, reconoció un dirigente que participó de la caótica negociación en la Gobernación bonaerense. En medio de un enfrentamiento feroz, Sergio Massa asumió el rol de equilibrista e intentó evitar que el estallido se concretara. Fue el único actor relevante que no estaba atrapado en una relación política que, para muchos, ya no tiene retorno.

El clima fue tenso. Desde La Cámpora acusaron a Axel Kicillof de haber fracturado al peronismo el día en que decidió desdoblar las elecciones. Desde el kicillofismo, en cambio, apuntaron a Máximo Kirchner por haber dilatado el acuerdo a propósito, con el objetivo de responsabilizar al gobernador por una eventual ruptura. Durante el último año y medio, los cruces fueron constantes. En apenas cinco días, intentaron cerrar las listas de los 135 municipios y las ocho secciones electorales. Y en las últimas 15 horas, hicieron malabares para que la unidad no estalle en mil pedazos.

La crisis del peronismo bonaerense va mucho más allá del cierre de listas. No hay conducción clara. Existen sectores aliados o enfrentados que aún comparten un espacio, pero que no ocultan sus intenciones de separarse. Como no se animan a hacerlo, se miden en una puja constante por imponer condiciones. Cada uno, desde luego, cree tener razón.

Con el correr de las horas, la dirigencia peronista se dividió en dos grandes posturas. Por un lado, quienes apostaban a que, pese a todo, la unidad iba a prevalecer. Por el otro, los que creían que, ni siquiera con prórrogas, lograrían evitar la fractura. Así se instaló un clima espeso, donde nadie se atrevía a confirmar ni la unidad ni la ruptura.

Cinco minutos antes de las 3 de la mañana, fuentes de peso en la negociación confirmaron a Infobae el acuerdo: se había cerrado una lista unificada con Gabriel Katopodis encabezando la Primera Sección Electoral y Verónica Magario al frente de la Tercera. Ambos nombres habían sido impulsados por Kicillof, aunque durante la tarde no lograron consenso.

Katopodis y Magario forman parte del Movimiento de Defensa Federal (MDF). En la Primera, el segundo lugar será para Malena Galmarini; en la Tercera, ocupará ese puesto el dirigente camporista Facundo Tignanelli.

Ya hacia las 5 de la mañana, se conocieron el resto de los nombres que encabezarán las listas: Diego Nanni (Segunda), Diego Videla (Cuarta), Fernanda Raverta (Quinta), Alejandro Di Chiara (Sexta), María Inés Laurini (Séptima) y Ariel Archanco (Octava).

En apariencia, el cierre significó una victoria para Kicillof, al menos en cuanto a las figuras que encabezarán las dos secciones clave. Sin embargo, todavía resta ver el reparto real del poder: cuántos legisladores “entrables” tendrá cada espacio. Ahí estará la verdadera medida del resultado.