El Gobierno de Estados Unidos confirmó la imposición de aranceles del 30?%, tanto a productos originarios de México como de la Unión Europea, a partir del 1 de agosto. La medida, comunicada oficialmente, se justificó con argumentos vinculados a la seguridad nacional y desequilibrios en el comercio bilateral. La carga arancelaria a México responde específicamente a preocupaciones sobre el control fronterizo y el narcotráfico. Según la Casa Blanca, el flujo constante de fentanilo y otras sustancias ilícitas justifica la imposición de gravámenes, en tanto considera que los esfuerzos del país vecino han sido insuficientes. El incremento arancelario a la Unión Europea se fundamenta en desequilibrios persistentes en el comercio bilateral. La nueva tasa del 30?% supera con claridad el arancel previo del 20?%, lo que podría impactar significativamente en sectores clave de la economía europea. No obstante, la medida prevé excepciones: los productos amparados por el T?MEC seguirán gozando de condiciones preferenciales, y se ofrece una exención arancelaria a las empresas que establezcan operaciones productivas en territorio estadounidense. Esta medida se inscribe dentro del contexto de crecientes tensiones comerciales globales, en el que EE.UU. ha adoptado una postura cada vez más proteccionista. Su impacto real en las economías afectadas y en las cadenas de suministro internacionales será analizado en las próximas semanas, especialmente a medida que se acerque la fecha de vigencia del 1º de agosto. En resumen, el desarrollo de estos acontecimientos será clave para entender cómo evolucionan las relaciones económicas interregionales en las próximas semanas y determinar si las negociaciones logran restablecer cierto equilibrio o si emergen nuevos patrones comerciales que redefinan alianzas globales.