Miércoles 25.06.2025
Actualizado hace 10min.

Niños con altas capacidades: talentos invisibles en el aula

Cada 25 de junio se celebra en Argentina una jornada impulsada por la AACC, con el objetivo de visibilizar las necesidades educativas y emocionales de los niños con talentos intelectuales superiores al promedio. La fecha busca promover la capacitación, el acompañamiento y la inclusión de esta población en el sistema educativo.

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Desde 2015, la Asociación Civil Altas Capacidades Argentina (AACC) trabaja para informar, capacitar y acompañar a familias y profesionales de niños con altas capacidades cognitivas (AACC). Lo hace a través de jornadas como la del 25 de junio, pero también mediante actividades durante todo el año que apuntan a lograr la inclusión real de estos chicos y chicas en las aulas del país.

Lo particular de esta organización es su abordaje integral: es la primera ONG que se propone trabajar directamente con el sistema educativo a nivel nacional, promoviendo la adaptación de contenidos y metodologías a las necesidades de estos estudiantes, muchas veces confundidos con niños problemáticos, desatentos o disruptivos.

 

¿Qué significa tener altas capacidades?

 

Para conocer más sobre la temática, Dame Noticias entrevistó a Flavia Graziani, madre de Felipe, un niño sanjuanino que forma parte del colectivo. Según explicó, las altas capacidades no se reducen simplemente a un coeficiente intelectual elevado, "se definen como un potencial intelectual y cognitivo superior al promedio, pero no es solo una cuestión de inteligencia. Es una forma particular de sentir, aprender y vincularse con el mundo".

Este tipo de funcionamiento cerebral se inscribe dentro de la llamada neurodivergencia, un concepto que refiere a personas cuyo cerebro procesa la información de manera diferente a lo esperado o común, "suelen pensar de forma no lineal, conectar ideas con rapidez y profundidad, y procesar información a una velocidad poco habitual. No solo aprenden más rápido, también lo hacen de una manera cualitativamente distinta", detalló Graziani.

 

¿Cómo detectarlo?

 

Uno de los principales desafíos es el diagnóstico temprano. Según explicó la entrevistada, hay varias señales que pueden dar indicios durante la infancia:

 

• Léxico y fluidez verbal muy avanzados para la edad.

 

• Aprendizaje precoz de la lectura.

 

• Retención de información y enfoque prolongado en tareas.

 

• Obsesión con temas específicos.

 

• Alta empatía y sensibilidad emocional.

 

• Pensamiento crítico e independiente, con tendencia a cuestionar normas.

 

Pero el desfasaje entre lo intelectual y lo emocional también puede generar tensiones, "pueden razonar como adultos, pero tener una gestión emocional propia de su edad o incluso menor. Eso puede llevarlos a frustrarse con facilidad, o a exigirse una perfección que termina siendo una carga para ellos".

 

Un sistema que no está preparado

 

La falta de formación docente específica y de políticas educativas adaptadas deja a estos chicos sin el acompañamiento que necesitan. Graziani remarcó que muchas veces, cuando se aburren o buscan desafíos adicionales, son percibidos como niños con trastornos como TDAH o TEA, sin que haya un diagnóstico real que lo avale, "el contenido escolar estándar les queda corto. Y cuando no tienen un plan pedagógico individualizado o no se respeta lo que esta normado por ley, se dispersan o interrumpen, y eso lleva a confusiones. A veces, el equipo pedagógico diagnostica conductas sin saber qué está pasando realmente".

 

El rol clave de las familias

 

Para cerrar, Graziani destacó la importancia de las familias como primer sostén emocional, educativo y afectivo, "muchas veces estas características vienen de línea genética, pero antes no se hablaba del tema. Por eso hoy es clave visibilizarlo y brindarles a los chicos herramientas para gestionar su ansiedad, frustración y perfeccionismo". Además, subrayó que el acompañamiento psicológico no debe tomarse como una excepción, sino como parte del proceso, "es importante que sepan quiénes son y por qué son así. Como familias, debemos ayudarles a entender su diferencia y convertirla en una fortaleza".

 

Una fecha para visibilizar

El 25 de junio se vuelve, entonces, una oportunidad para reflexionar, educar y, sobre todo, incluir. Porque las altas capacidades no son un lujo, ni una excentricidad: son una realidad muchas veces invisible, que necesita ser comprendida para que cada niño y niña pueda desarrollarse plenamente, tal como es.