En la madrugada de este domingo 22 de junio, Estados Unidos llevó a cabo bombardeos contra tres instalaciones nucleares del régimen iraní: Fordow, Natanz e Isfahán. El presidente Donald Trump aseguró que dichos sitios fueron “completamente y totalmente destruidos”. En un mensaje desde la Casa Blanca, calificó la ofensiva como una “espectacular operación militar” y lanzó una advertencia directa: “Irán se enfrenta a una elección: paz o tragedia”. Tras el ataque, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) informó que, hasta el momento, no se detectó un aumento en los niveles de radiación en la planta nuclear de Fordow, una de las más sensibles del programa atómico iraní. Desde Teherán, el ministro de Relaciones Exteriores, Abbas Araghchi, advirtió que los bombardeos “tendrán consecuencias duraderas” y reiteró que el país “se reserva todas las opciones” para responder. A su vez, la Agencia de Energía Atómica de Irán afirmó que su programa nuclear no se detendrá y pidió a la comunidad internacional que condene los ataques. Por su parte, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, respaldó la decisión de Trump y la calificó de “histórica”. El mandatario sostuvo que el presidente estadounidense “actuó para negarle al régimen más peligroso del mundo las armas más peligrosas del mundo”.