El papa Francisco recibió esta mañana en audiencia privada al secretario de Culto y Civilización, Nahuel Sotelo, tras la polémica por las críticas que el sumo pontífice lanzó contra el gobierno de Javier Milei por el uso de gas pimienta en las protestas sociales. “Es bueno saber que la Iglesia siempre tiene las puertas abiertas a todos y que muchas veces se fogonean conflictos o interpretaciones contrarias a la verdad”, afirmó el funcionario libertario, tras el encuentro. “Fue un encuentro, en lo personal, inolvidable y que quedará por siempre en mi memoria. Ciertos sectores de la sociedad tienen que despartidizar la figura de Francisco y disfrutar de un Papa argentino”, informó el funcionario en su cuenta de redes sociales, tras la audiencia que se concretó en la biblioteca del Palacio Apostólico, y que ocurrió antes de otra reunión que tendrá, el lunes próximo con la vicepresidenta Victoria Villarruel, el lunes próximo. La audiencia privada se dio en medio de una intensa agenda de actividades que Francisco realizó durante todo el día en El Vaticano. Recibió al presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, y del presidente del gobierno de España, el socialista Pedro Sánchez. Como es habitual, antes de conversar sobre los temas de interés pastoral y político, hubo intercambio de regalos: Sotelo llegó al encuentro con tres películas de Mirtha Legrand y Francisco le obsequió rosarios bendecidos, la medalla pontificia de este año y un libro de arte vaticano. Y hubo comentarios sobre San Lorenzo, equipo del que ambos son hinchas fervientes. Después del encuentro de esta mañana de otoño en Roma, el secretario de Culto y Civilización contó que vio a un Bergoglio de muy buen ánimo “y muy enterado de todo lo que está pasando y lo que pasa no solamente en Argentina, sino también a nivel mundial, ya que estamos en un momento muy complicado”. Enfatizó que a su juicio, hubo “un mensaje claro de que el Papa y la Iglesia tiene las puertas abiertas a todos”. “Muchos sectores de la sociedad partidizan o tergiversan muchas cosas del Papa Francisco, que al final no son ciertas y eso le termina haciendo daño al país también”, afirmó el funcionario del gobierno de Javier Milei, quien ya le envió tanto de manera pública como de manera formal, mediante una carta, la invitación para que pueda visitar por primera vez la Argentina. Sotelo admitió que no tocaron el tema de la polémica que se produjo por el tema del gas pimienta y resaltó que “cierta mala fe de algunos sectores de la sociedad terminan haciendo creer que Francisco utiliza el micrófono de su papado para hablar de Argentina y en realidad él es alguien que habla universalmente y dirige su mensaje frente a todo lo que está pasando en África, todo lo que pasa lamentablemente en Medio Oriente, en Rusia, en Ucrania”. Más allá de las declaraciones del secretario Sotelo, las relaciones del Papa con el Gobierno se tensaron después de las críticas que pronunció Bergoglio en un encuentro de movimientos populares que organizó el dirigente Juan Grabois, ex precandidato a presidente del Frente de Todos, con aval de Cristina Kirchner, y acérrimo opositor a las actuales políticas que aplica el gobierno libertario de Milei. La frase sobre Argentina que cayó pésimo en el oficialismo fue la siguiente: “El silencio frente a la injusticia abre paso a la división social. Y la división social abre paso a la violencia verbal. Y la violencia verbal, a la violencia física. Y la violencia física, a la guerra de todos contra todos... ahí está la cola del diablo. Me hicieron ver una represión (un video) filmado de una represión hace una semana. Obreros, gente que pedía por sus derechos en la calle y la Policía la rechazaba con una cosa que es lo más caro que hay: gas pimienta de primera calidad. Que no tenían derecho a reclamar lo suyo porque eran revoltosos, comunistas. El gobierno se puso firme: en vez de pagar justicia social, pagó el gas pimienta. Le convenía. Ténganlo en cuenta”. El choque entre el Papa y el gobierno argentino no se agravó porque el propio Milei bajó la orden de no responder. Apenas hubo una declaración del vocero presidencial, Manuel Adorni, que afirmó: “Respetamos su opinión, pero no tenemos por qué compartirla”, dijo en la conferencia de prensa matutina del 20 de septiembre.