Javier Milei decidió abandonar la coraza de la economía, el terreno donde se siente más cómodo, para asumir el rol de conductor político de su propio gobierno. Lo decidió al presenciar la serie de derrotas a las que se vio enfrentado el oficialismo en el Congreso, que algunos vieron como un intento desestabilizador de Mauricio Macri. Pero, sobre todo, desde que en Gobierno recibieron amenazas contra su preciado DNU 70 de desregulación de la economía. “Puede pasar todo, pero si tocan eso se pudre”, dijeron en su entorno, donde también acusaron mensajes “desestabilizadores” sobre la promoción de un eventual juicio político. Esas advertencias, por lo bajo, llegaron a Balcarce 50 después de que quedara en evidencia que el resentimiento de los partidos aliados podría servirle a los opositores duros para reunir los dos tercios de los votos necesarios para avanzar con esas serias jugadas. Y fueron el motivo, además de las derrotas de la semana pasada, de la convocatoria del Presidente a los diputados de los bloques aliados junto a los propios, concretada el viernes por la noche. Tambien se llevo a cabo la reunión de Gabinete reducida que encabezó el martes Javier Milei, en secreto, que se va a repetir durante las próximas semanas. Por un lado, para evitar filtraciones de parte de los miembros del Gabinete sobre temas estratégicos. Por otro, para optimizar las decisiones políticas, con charlas más fluidas y en total confianza.