El texto se está discutiendo en varios despachos del Gobierno al mismo tiempo, pero la decisión política está tomada: el Gobierno emitirá un decreto para quitarle la exclusividad a Nación Servicios y al sistema SUBE en la administración del pago de los boletos de transporte público de todo el país. Y ese será el primer paso para que todos los usuarios puedan pagar el colectivo, el subte o el tren con cualquier tarjeta de débito o crédito. En el proyecto toman intervención la secretaría de Comercio, la secretaría de Transporte y el Banco Central, que combinan distintas competencias en la cuestión, conversan con las empresas involucradas y están sentados en la misma mesa para llevar un texto final a la firma de Luis Caputo y del Presidente Javier Milei. El decreto en marcha derogará otro, el 84/2009, que implementó el Sistema Único de Boleto Electrónico y lo puso en manos del Banco Nación. También dejará en el camino el “convenio marco” que regulaba ese manejo monopólico por parte de Nación Servicios. Esa norma de 2009 lleva las firmas de Cristina Fernández de Kirchner, el entonces ministro de Planificación, Julio De Vido y el entonces jefe de Gabinete, Sergio Massa. Supuestamente, venía a solucionar la “crisis de las monedas”, ya que las escasez de dinero metálico generaba múltiples trastornos para los pasajeros y algunos negocios oscuros. La reforma en marcha viene a complementar y modernizar el sistema SUBE, dañado por la falta de actualización tecnológica y que revivió las imágenes de gente haciendo filas en las estaciones, ya no para conseguir monedas sino para nominalizar su tarjeta. Una vez terminada la exclusividad de Nación Servicios, el Banco Central tendrá a su cargo otras normas más específicas, relativas a la regulación de los medios de pago. Aún cuando el texto del decreto no está cerrado, fuentes ligadas a su elaboración aseguraron que algunas definiciones ya están firmes. La primera es que la llegada del sector privado implica un sistema abierto: los dispositivos que se ubicarán en colectivos y estaciones deberán aceptar todas las tarjetas, bancarias o de fintech, de débito, crédito o prepagas, sin ninguna distinción. No habrá marcas o bancos con exclusividades, ni siquiera temporarias.