Sabado 27.04.2024
Actualizado hace 10min.

"Puchuzun", historia y futuro de la minería sanjuanina

Este trabajo audiovisual recobra la historia de un tradicional pueblo minero y agrícola, que tuvo sus años de apogeo y hoy solo cuenta con 70 habitantes.

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Este documental de poco más de 8 minutos buscar rescatar la rica historia minera de algunos olvidados pueblos calingastinos de la provincia de San Juan, que hoy recobran su esperanza gracias a la pujante industria minera, el enorme potencial cuprífero sanjuanino y la tendencia mundial de crecer hacia la electromovilidad.

El pueblo de Puchuzun se localiza en Calingasta, a unos 25 kilómetros de la Villa Cabecera del departamento. Es una pequeña localidad donde actualmente viven 70 personas, con una curricula escolar que no supera los 8 alumnos en todos sus niveles.

Tradicionalmente fue un pueblo minero y agrícola, sus habitantes trabajaban en las antiguas minas de Castaño Nuevo y Castaño viejo, entre otras.

Tanto Puchuzun, como los pueblos vecinos sufrieron el olvido, el paso del tiempo y la acumulación de malas gestiones de políticas públicas. Las nuevas generaciones buscaron su destino lejos del pueblo para encontrar nuevos horizontes.

Por su parte, el futuro del cobre en Calingasta parece prometedor y los pequeños pueblos esperan que este empuje que genera la minería vuelva a darle la vida que alguna vez supo tener. La riqueza cuprífera de este departamento sanjuanino se apoya en proyectos de clase mundial como Josemaría, Pachón, Los Azules y Altar, entre otros. Sin embargo, la historia de la minería en este departamento del interior sanjuanino es antiquísima, pues hay registros que en 1872 ya había algunos mineros que hacían pirquineo.

La tradicional agricultura del pueblo, basada en manzana para sidra, orégano, anís, maíz, pimiento ñora (el cual se utiliza para fabricar pimentón) e incluso tabaco, se vio afectada por el cierre de las minas que produjo el fuerte éxodo poblacional

Hoy las minas de El Castaño Viejo y Castaño Nuevo son solo un vestigio de lo que en su momento fue esplendor para Calingasta y han sido declaradas Patrimonio Histórico, Cultural y Educativo.

Este documental es parte de la Responsabilidad Social Empresaria de Panificadora Mauri, una tradicional empresa familiar sanjuanina vinculada a la industria minera de la provincia. La idea original es de Manuel Rodríguez, mientras que el guion y la producción estuvo a cargo de Leonardo Quiroga. La cámara y edición estuvo a cargo de Nicolás Mercado, mientras que la postproducción la realizó Sismofilms.