Viernes 10.05.2024
Actualizado hace 10min.

El Papa Francisco canonizó a Mama Antula, la primera santa argentina

El Santo Padre encabezó a una misa en la Basílica de San Pedro que comenzó a las 5:30 de la Argentina y se extendió durante una hora y media.

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Se había anunciado el 18 de diciembre del año pasado, cuando a través de un comunicado del Vaticano, el Dicasterio para la Causa de los Santos sostuvo que “tras la habitual consulta al Colegio Cardenalicio, el Santo Padre Francisco ha decidido proceder a la Canonización de la Beata María Antonia de San José (en el siglo: María Antonia De Paz y Figueroa), conocida como Mamá Antula, Fundadora de la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires, nacida en 1730 en Silipica, Santiago del Estero (Argentina), y fallecida el 7 de marzo de 1799 en Buenos Aires (Argentina)”.

La ratificación del anuncio ocurrió luego de que el santo padre leyera la fórmula de canonización en una ceremonia especial celebrada en la Basílica de San Pedro. La lectura ocurrió a las 9:46 en la ciudad del Vaticano y cuatro horas antes, a las 5:46 de la madrugada en Argentina, cuando el Sumo Pontífice leyó: “En honor de la santa e individua trinidad para la exaltación de la fe católica y el incremento de la vida cristiana, con la autoridad de nuestro señor Jesucristo, de los santos apóstoles Pedro y Pablo y después de haber reflexionado largamente, invocado muchas veces la ayuda divina y escuchado el parecer de numerosos hermanos en el episcopado, declaramos y definimos santa a la beata María Antonia de San José de Paz y Figueroa, y la inscribimos en el catálogo de los santos estableciendo que en toda la iglesia sea honrada devotamente entre los santos. En el nombre del padre, del hijo y del espíritu santo, amén”.

Este evento histórico marcó la conversión de María Antonia de San José de Paz y Figueroa en la primera santa argentina, gracias a la promoción e impulso que realizó el mismo papa Francisco, quien encabezó la ceremonia. Centenares de peregrinos argentinos, familiares de la beata y el presidente de la Nación Javier Milei arribaron a Italia para participar en el acto. La celebración comenzó a las 9:30 horas de Italia y 5:30 de Argentina, y se realizó en la Basílica de San Pedro.

La ceremonia comenzó con cantos litúrgicos por parte del coro, mientras el retrato oficial de Mama Antula permanece colgado frente al altar central de la Basílica. La imagen utilizada en la misa de canonización es una representación de la copia del cuadro pintado por José de Salas, quien nació en Madrid en 1735 y murió en Buenos Aires en 1809. La obra fue hecha luego de la muerte de la santa en marzo de 1799, ya que la laica jesuita jamás permitió, en vida, que la retrataran. 

La ceremonia se extendió durante una hora y media. Entre los concelebrantes hubo varios obispos y cardenales argentinos que viajaron a Roma, como el arzobispo de Buenos Aires, José Ignacio García Cuerva, el arzobispo de Santiago del Estero -provincia natal de la santa- Vicente Bokalic, el obispo de Quilmes y titular de Cáritas, Carlos Tissera, y el arzobispo de Córdoba, Ángel Rossi, entre otros. También estuvo entre los presentes, Claudio Perusini, el segundo de los milagrados por la santa.

Para llegar a la canonización, la Iglesia Católica comprobó dos milagros realizados por intercesión de María Antonia de San José de Paz y Figueroa. El primero de ellos se produjo en 1904, cuando una de las hermanas Hijas del Divino Salvador, Rosa Vanina, fue curada de una colecistitis aguda con shock séptico -enfermedad potencialmente mortal aún hoy- sin que la ciencia pudiera explicarlo cuando las beatas rezaron por su restablecimiento con reliquias de la santa.

El segundo de los milagros se trató de la curación de Claudio Perusini, un santafesino que había sido alumno de Jorge Bergoglio y en 2017 sufrió un accidente cerebrovascular que lo dejó en estado vegetativo. Los estudios señalaron que le produjo un ictus isquémico con infarto hemorrágico, coma profundo y shock séptico con fallo multiorgánico. Una tomografía indicó, además, un infarto extenso del tronco encefálico.

Para los médicos, no había cura posible: o quedaba así por meses, e incluso años, o moría en el corto plazo. Hasta que un amigo suyo, jesuita, llevó una estampita de Mama Antula al hospital Cullen, donde se encontraba, y le rezó pidiendo un milagro. Y se produjo: el cuadro de Perusini se revirtió totalmente.