Un nuevo caso de presunta estafa con casas del IPV salpica a un policía sanjuanino. Es un oficial principal de la Policía provincial, que fue mencionado junto a otro sujeto en dichas maniobras. La Justicia ya lo investiga y allanó su domicilio en la zona de Santa Lucía. Todavía no fue imputado, pero no se descarta que los próximos días sea citado a declarar en el Segundo Juzgado de Instrucción. Su nombre es Jesús Emanuel Pedroza y es oficial principal de la Dirección de Inspección y Logística D-4, a cargo del comisario general Marcelo Fabián Carrizo, confirmaron fuentes policiales y judiciales. Esa área administrativa es la misma en donde estallaron los escándalos por desvíos de fondo en la División Tesorerería de la fuerza y que terminaron con cuatro policías condenados y dos absueltos, en dos causas distintas. Ahora se habla de maniobras ilícitas por el supuesto ofrecimiento de casas del IPV. No se conocieron detalles del caso, pero la denuncia fue radicada en los primeros días de agosto en la Brigada de Investigaciones Sur y tomó intervención la jueza Mabel Moya, del Segundo Juzgado de Instrucción. Los trascendidos señalan que el principal sindicado es un tal Ibarra, el otro involucrado, quien posee estrechos vínculos con el oficial principal Pedroza. La versión es que ese hombre prometía vender carpetas o viviendas del IPV a través de supuestos contactos. En esa maniobra, el policía es señalado como un posible cómplice que hacía de intermediario entre potenciales interesados y el principal sospechoso, según fuentes del caso. Fue por eso que ambos quedaron en la mira. Como primera medida, la jueza Moya ordenó allanar sus domicilios y secuestrar material vinculado a la causa. Uno de los procedimientos se realizó el viernes último en la casa del oficial principal Pedroza, en la calle Colón en Santa Lucía. El policía no estaba. Los investigadores, ante la presencia de un veedor judicial y testigos, secuestraron una computadora y otros soportes informáticos. Minutos más tarde apareció el oficial, que aparentemente observaba el procedimiento desde lejos y luego se identificó. Ahí le incautaron el celular. Hay sospecha de que alguien alertó al otro sujeto sobre los allanamientos. Sucede que después, cuando los policías arribaron a su casa y la revisaron, no encontraron las cosas que buscaban. También hay versiones de la misma fuerza de que el policía borró archivos de su celular antes del secuestro del aparato.