Miércoles 24.04.2024
Actualizado hace 10min.

Divididos celebró sus 35 años en Vélez y le convidó su escenario a La Renga

Más de 40 mil personas colmaron el estadio porteño para un show de más de tres horas que contó con otros invitados como Gustavo Santaolalla, Leticia Lee y Nadia Larcher.

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En la noche del sábado, Divididos regaló una soñada fiesta por su cumpleaños 35 con un regreso al estadio Vélez Sarsfield, al que no le faltó ninguno de los ingredientes que convirtieron al grupo en uno de los más grandes de la escena local.

El encuentro, además, deparó algunas grandes sorpresas a los fans que rebalsaron el lugar, como la presencia de La Renga, a la que le cedió el escenario por completo para una canción.

Más allá de este convite y de algunos invitados, entre los que destacaron Gustavo Santaolalla y Chizzo Nápoli, el trío conformado por Ricardo Mollo, Diego Arnedo y Catriel Ciavarella no necesitó para escribir su memorable noche más que de sus conocidas dotes para desplegar un vigoroso rock y presentarlo en su estado más puro, a casi 30 años de haber coronado allí su momento de máxima popularidad.

Entonces, en tres horas de concierto que fueron transmitidas por Flow, en el que por supuesto abundaron temas de Acariciando lo áspero y La era de la boludez, sus dos discos más celebrados, aunque también hubo una buena dosis de composiciones de otros álbumes, en especial Narigón del siglo, Divididos no hizo más que llevar al escenario de Vélez lo que habitualmente realiza en el porteño Teatro Flores, en donde ofrece conciertos con frecuencia.

“Queríamos convertir el lugar en el Teatro de Flores pero gigante. Espero que haya sido esa la impresión”, explicitó Mollo en el tramo final del concierto, como para despejar dudas.

Acaso el más poderoso símbolo del gran capital del grupo fue la hilera de parlantes para el bajo y la guitarra como única escenografía. Toda una declaración de principios de una banda cuyo sonido emana exclusivamente de los instrumentos que tocan, sin pistas grabadas, y que prescinde de todo artilugio escénico.

Efectivamente, ni bien comenzó el concierto, el centro del show fue la demoledora performance del trío, que desató una verdadera “tormenta eléctrica” a la que no pudo domar ni siquiera el pasaje en el que aparecieron los ritmos autóctonos que también forman parte del ADN de la banda.