El próximo 20 de abril Dylan Adán Muñoz cumplirá 21 años y para entonces es muy probable que siga en el Penal de Chimbas. En esta ocasión, el aceptará una condena en un juicio abreviado (4 años de cárcel), por un caso resonante: el robo de 21.700 dólares, 350.000 pesos y teléfonos que, junto a un cómplice aún no identificado, perpetró en el chalet de la familia González Aubone, en Trinidad, Capital, el 8 de enero del año pasado. El millonario golpe fue posible por una conexión tal vez impensada de ese acusado (hijo de un hombre con antecedentes por narco): la propia nieta de los dueños de casa, una chica que tenía 16 años, fue quien facilitó datos y la entrada de Muñoz ("su novio") junto con su cómplice, dejándoles sin llave la puerta trasera de la propiedad.  Una tía de la joven comenzó a sospechar tras darse cuenta que uno de sus estados de Whatsapp fuera observado horas despues del robo en el teléfono de su sobrina. Se suponía que el dispositivo había sido robado y debía estar bloqueado. Con esa alarma encendida, los policías de Robos y Hurtos se concentraron en la hipótesis de un entregador del entorno íntimo de la familia. Entonces quedó al descubierto que esa jovencita (investigada en un Juzgado de la Niñez) formado parte de todo el plan. Es más, la investigación reveló que la misma noche del robo, Muñoz compró un VW Vento con parte del dinero y que en ese auto fue a ver a "su novia", para entregarle su teléfono. Además, devolvió el teléfono de una amiga de la chica, también de 16 años, que sabía todo y que facilitaba su teléfono a la nieta de los asaltados para comunicarse con Muñoz, quien se entregó cinco meses después del atraco. Es más, esa jovencita aseguró que por esas conversaciones en su teléfono, supo que varias veces Muñoz la "puteaba" a su amiga por no dejarle abierta la puerta del fondo, pues todo indica que el golpe estaba pensado con anterioridad.