Una vela, la Virgen de Schoenstatt, la Virgen del Luján, la Difunta Correa y la Vírgen Desatanudos conforman el altar que armó la Selección Argentina en su vestuario en Qatar. Mientras los minutos pasan, el país palpita lentamente la cercanía de un partido que lo puede definir todo. Sin rivalidades, sin colores antagónicos. Unidos como nunca, en una especie de plegaria que llegará de diferente manera al "más allá".