Domingo 19.05.2024
Actualizado hace 10min.

San Juan: por año nacen 15 niños con labio leporino

Luego de la convocatoria realizada en el Hospital Dr. Marcial V. Quiroga, los pacientes con esta patología se comprometieron a continuar con el tratamiento que habían abandonado por diferentes causas.

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Tras la convocatoria de paciente con labio leporino, realizada por el departamento de Odontología de Salud Pública junto con el Hospital Dr. Marcial V. Quiroga, cincuenta sanjuaninos con esta patología fueron atendidos por los diferentes profesionales en el Servicio de Cirugía Plástica y Quemados. Los mismos habían abandonado el tratamiento por diferentes causas, y que tras esta convocatoria se comprometieron a retomarlo para tener una mejor calidad de vida.

A partir de esto, según el Dr. Roberto Ranea, quien coordinó esta convocatoria, indica que en San Juan nacen 15 niños con labio leporino y que en un principio inician la recuperación que es muy extensa. Se calcula que si se siguen los pasos sin interrumpir nunca ningún proceso, a los 16 años el paciente ya puede haber terminado su tratamiento. Pero en caso de no hacerlo las principales secuelas son dificultades en el habla, mala respiración y deformidad facial.

“El paciente fisurado no es un paciente que se opera y se soluciona el problema, porque esto es un proceso que va desde que nace hasta, en el mejor de los casos, 16 años en que van a necesitar varias cirugías, entre 7 u 8 sumado a un tratamiento permanente fonoaudiológico, odontológico y de otorrinolaringología. Entonces todo esto lleva a que el paciente se desgaste, incluso muchas veces también es por su condición social que se pierden en el camino y abandonan el proceso de recuperación. Y por ahí el tema del transporte para la gente que vive lejos ya es un problema y una causal del abandona del tratamiento. Esta convocatoria sirvió para retomarla, aunque sea fuera de tiempo o retrasado, pero que se inserten nuevamente en el tratamiento para tener una mejor calidad de vida”, destacó el médico cirujano.

El Dr. Ranea también admitió que muchos dejan el tratamiento porque “saben que de esto no se van morir y por eso lo postergan, pero las secuelas que deja le imposibilitan la inserción social. Las consecuencias son grandes porque ciento por ciento que van a hablar mal, respirar mal y que les dejará una secuela con deformidad facial”.