La reforma tributaria presentada la semana pasada por el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne podría generar al corto plazo consecuencias para uno de los sectores que pretende favorecer, la industria automotriz. Esto se debe a que la reforma contempla eliminar el impuesto interno a los autos de gama media, lo cual provoca la ilusión de una baja en los precios, por lo cual en el sector temen que la venta de autos en este rango podría paralizarse a la espera de que se apruebe la reforma y se apliquen los cambios. Para no detener el crecimiento que ha tenido la industria y según indica La Nación, el Gobierno estaría analizando la posibilidad de suprimir el impuesto interno por decreto. Esta opción existe porque su prórroga, en julio pasado, vence el 31 de diciembre. En el sector estiman que para no pinchar las buenas perspectivas de la industria podría hacerse de inmediato. En ese sentido, Abel Bomrad, presidente de la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (Acara), dijo que sería bueno que se elimine por decreto mientras sale la reforma porque así no se congela el mercardo. El titular de Acara dijo que por ahora lo que saben de la posible eliminación del impuesto por decreto es a través de los medios, pero que no han tenido ninguna información oficial. Actualmente, el impuesto interno a los autos grava con un 10% (la tasa efectiva es de 11,1%) los autos de $ 380.000 o más, y con un 20% (25% efectiva) para los vehículos de más de $ 800.000. Hoy lo pagan algunas versiones de los modelos SW4 (Toyota), Vito (Mercedes), HR-V (Honda), Focus III (Ford), Fluence (Renault), C4Lounge (Citröen), 308 (Peugeot) y el Cruze II (Chevrolet). Si bien la presentación de Nicolás Dujovne mostró que se elimina la carga para los autos de entre $ 380.000 y $ 800.000, no hay rastros sobre lo que pasará con los más caros. En la industria piden eximir a los autos nacionales, una diferencia que había impulsado el kirchnerismo en sus últimos años y que el Gobierno eliminó en 2016.