En la Ciudad de Rosario, a minutos de la medianoche del viernes, dos jóvenes acompañados por un tercero que actuó de campana, se acercaron a un kiosko de barrio, propiedad de  Débora Jiménez para pedirle cervezas, sin embargo, cuando ella quiso cobrarles, uno sacó el revólver y le disparó en el rostro. La joven de 19 años murió en el acto. “¡No, pará, no!”, alcanzó a implorar Débora -según testigos- antes de que la mataran. El estruendo del disparo puso en alerta a los vecinos que llamaron a la policía. Efectivos del Comando Radioeléctrico llegaron rápidamente y lograron detener a los asesinos. Los delincuentes Jonathan B. y Nicolás S. fueron trasladados a la subcomisaría 22ª. La hipótesis fiscal es que Jonathan B. fue el autor del disparo y será imputado por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego en carácter de autor”. El tercer hombre, mencionado sólo por los vecinos como quien actuó de campana, está prófugo. La principal hipótesis sería que “no fueron a robar sino que terminaron matando a partir de la negativa de la mujer a darles las cervezas fiadas. Sin embargo es una versión preliminar y es una investigación que recién comienza”. El marido de la víctima asegura que conoce a los asesinos de su mujer. “Yo trabajé como seguridad en el country Carlos Pellegrini. Ellos un par de veces se quisieron colar a robar y yo los saqué cagando. Ellos me amenazaron y esa fue una de las razones por las que dejé ese laburo”, afirmó. Tras dejar ese trabajo, ambos habían decidido emprender y abrieron hace quince días el kiosco. Ese comercio que terminó siendo escenario de un crimen atroz que dejó a un marido en shock que no hace más que preguntarse: “Yo ahora qué le digo a mi hijo de un año y medio que me pregunta por su mamá?”.